Termina el año

Es el penúltimo día del año, la tradición impone el recuento, el hábito de revisar aciertos y lamentar fracasos. Resulta tedioso, empero, porque desde el primero de diciembre las agencias noticiosas, que todavía existen, a pesar del imperio de las escatológicas plataformas digitales, difunden las ocurrencias planetarias durante el año que culmina. Entonces recordamos pormenores bélicos, la insensatez devorando espacios, contando cadáveres, la ausencia de liderazgos que puedan pedir y conseguir la paz.

Catástrofes por doquier, “annushorribilis” para muchos y excelente para otros, con el rescate de un término usado en el siglo XVIIque la RAE pronto tendrá que valorar: kaquistocracia o el Gobierno de los peores, que “The Economist” considera la palabra del año.

En nuestra nación, el inventario de los 12 meses del año que finaliza debe hacerse recordando a Ramón de Campoamor y si la mirada es desde el cristal oficialista todo será color rosa y a veces se intuye que no hay otro color para el cristal. El Gobierno reitera su invencibilidad. No existe kriptonita capaz de debilitar al presidente o a sus obsecuentes funcionarios. Ni los errores subsanables, ni los dislates jurídicos, ni la pantomima ética estremecen al mando. Omnipotencia capaz de resistir el peso de 9.5 kilos de cocaína tanto como el olvidado desvío de aguas territoriales. Imponente fortaleza que puede camuflar la ocupación del territorio tras los alardes soberanistas que suenan a canción de cuna. Mole de granito impenetrable que acepta la derogación implícita de la ley 50-88 Sobre Drogas y Sustancias Controladas, como la inobservancia de la ley de Movilidad, Transporte Terrestre, Tránsito y Seguridad Vial.

El adanismo reina, compite con la altivez para tejer la red perfecta de justificación cuando se teme dar y se amaga, por eso el retiro de la “Modernización Fiscal” tan cacareada como celebrada ha sido una caprichosa reforma a la Constitución.

Memorable la campaña electoral que garantizó el triunfo absoluto de uno de los presidentes más populares de la región, con un aval ético que no permite cuestionamientos, so pena. Con intenso trabajo el mandatario candidato asumió como propias las elecciones municipales y las congresuales. El único escollo lo convirtió en triunfo, la derrota del candidato a senador en la capital logró acallar una voz que hubiera podido agredir la invulnerabilidad presidencial. Osada apuesta que permitió tentar a un adversario y vencerlo. Inolvidable el espectáculo en el Teatro Nacional, escenario propicio para el inicio del segundo mandato. El montaje ratificó la vanidad y el culto a la personalidad, también permitió el pavoneo de uno de los consentidos del Gobierno, el temible dueño de una de las plataformas que auspician la ilegalidad y se lucran con el delito.

Este inventario no ha sido recuento sino esbozo. Para el año que asoma la tarea inicial tiene nombre de miembros de la Cámara de Cuentas y de nueva configuración del Consejo Nacional de la Magistratura para continuar complaciendo al presidente. Los desafíos nacionales e internacionales porvenir son muchos. En “democracias cansadas y sociedades fatigadas”- Manuel Alcántara Sáez- falta saber cómo podrán enfrentarlos las kaquistocracias imperantes.