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Publicado en Espectáculos, hace 1 mes
Santo Domingo.- La industria de la moda en la República Dominicana ha perdido a una de sus figuras más destacadas con el reciente fallecimiento de Farah Josefina Cabrera Estévez, una diseñadora cuyo nombre resonará por generaciones en el mundo de la moda tanto dentro como fuera del país.
Nacida en Santiago, Farah Cabrera creció entre hilos y telas, influenciada por el arte de la costura que le transmitieron su madre y su abuela materna, ambas modistas.
Desde una edad temprana, demostró un talento innato y una pasión ardiente por la moda, cosiendo sus propios vestidos desde los 10 años.
Esta pasión, combinada con su determinación y perseverancia, la llevó a convertirse en un ícono en la industria de la moda dominicana.
Aunque en su juventud no había instituciones dedicadas al estudio del diseño de moda en el país, Farah Cabrera no se dejó desanimar. En lugar de eso, devoró libros de moda, diseño, drapeado y costura, enseñándose a sí misma las técnicas necesarias para dar vida a sus creaciones.
Reseñan artículos que, a pesar de que estos libros estaban en inglés y enfrentaba barreras lingüísticas, Farah no se detuvo, aprendiendo el vocabulario técnico y nutriendo su conocimiento de manera autodidacta.
En 1968, Farah dio un paso audaz al inaugurar su primera boutique en un pequeño local en la Arzobispo Noel, esquina Hostos, Ciudad Colonial.
Este fue un momento crucial en la historia de la moda criolla, ya que Farah se convirtió en pionera al introducir el concepto de boutique en el país.
Su boutique, que llevaba su nombre, rápidamente se convirtió en un destino de moda para aquellos que buscaban piezas únicas y elegantes.
A lo largo de los años, Farah se consolidó como una fuerza imparable en la industria de la moda dominicana, creando colecciones que combinaban la elegancia atemporal con un toque de modernidad.
Su legado perdurará en cada prenda que creó, en cada modelo que desfiló por sus pasarelas y en cada persona que se sintió inspirada por su trabajo.
Farah Cabrera no solo fue una diseñadora de moda extraordinaria, sino también una maestra, un ejemplo a seguir y un verdadero ícono de la moda dominicana.
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